Hoy me paro un rato a hablar con Txus y con Miguel en el CC José Saramago. Hay que ver cómo nos ha cambiado la vida, decimos. Que si las redes sociales, que si la sociedad de la imagen, que si los avances tecnológicos…
Hasta que llega una pandemia y nos pilla a todos con el pie cambiado. Entonces paramos el ritmo frenético de la vida que llevábamos, empezamos a pensar, a sentir y seguramente a valorar cosas cotidianas que antes pasábamos por alto.
Txus, Miguel y yo coincidimos en que todos hemos tenido que asimilar lo que hemos vivido desde la aparición de la covid. Los artistas como Txus y Miguel también. Solo que ellos y ellas disponen de su arte como herramienta para procesar la información, para transmitirla y así dotarla de sentido.
Las personas que escriben han plasmado en relatos sus vivencias, aquellas que pintan han pasado sus emociones a sus lienzos y las que componen, han musicalizado las lágrimas, le han puesto sonido al miedo.
Txus y Miguel son fotógrafos de la asociación Camera Obscura. Ellos entienden la importancia del arte para unirnos y cerrar heridas. Este grupo de aficionados a la fotografía de la zona sur de Madrid, con sede en Leganés, llevaba dos años compartiendo instantáneas en una red social. Pero decidieron pasar a la acción cultural cuando vieron que en Leganés no se había organizado todavía ninguna exposición sobre el parón que ha supuesto la pandemia en nuestras vidas.
Dentro de la asociación hay veinticinco personas en activo, aunque en su grupo de Facebook para compartir fotos hay más de trescientos. Y como entre ellos hay tan buen rollo organizaron la actual exposición “En Pausa”, que se puede visitar de manera gratuita en la sala de exposiciones del José Saramago.
Miguel y Txus me cuentan que cada uno de los artistas ha aportado libremente su visión de lo vivido. En esta exposición, no hay restricciones para la creatividad. Hay fotos en color, otras en blanco y negro, las hay con personas, otras reflejan la arquitectura o captan resquicios de naturaleza. Pero todas las fotografías nos hablan de la sensibilidad del ojo que ha captado la imagen y nos susurran un mensaje al oído.
Además, los integrantes de Camera Obscura han tenido el acierto de hacer partícipe a la ciudad de su exposición. Para ello han integrado dos proyectores en la sala donde se exponen otras fotos y algunos textos.
El primer proyector nos muestra imágenes del Archivo Municipal, que no son otra cosa que instantáneas tomadas por los vecinos de lo que cada cual vivió. Estas fotos surgieron a la raíz de la iniciativa del Archivo Municipal “Leganés se queda en casa”. Realidad a pie de calle y de balcón de personas no especializadas en la fotografía pero de gran valor documental e histórico.
El segundo proyector incluye el poder de las palabras de tres escritores locales María de la Vega, Yolanda Íscar y Paco Cecilia, así como cartas de sanitarios del Hospital Severo Ochoa y otras dirigidas a los profesionales que tanto aplaudimos cada tarde a las ocho en punto y que son quienes han llevado y llevan el peso de estas olas pandémicas que siguen envistiéndonos aunque con menor intensidad.
Esta exposición tiene calidad, no tiene nada que envidiar a las que pudiéramos ver en ciudades con un mayor número de habitantes y podría estar en cualquier sala de cualquier lugar. Pero tenemos la suerte de tenerla en Leganés. Tenemos la suerte de tener vecinos y vecinas que, como los integrantes de la asociación Camera Obscura, hacen de la cámara un aliado para transmitir mensajes universales que nos conectan a todos desde el corazón.
