Charlamos con Santiago Llorente
Santiago Llorente me recibe en su despacho con una gran sonrisa y un trato cercano. Me confiesa que le gusta nuestra web, yo le confieso que es el primer alcalde con el que hablo de tú a tú. Pasamos un rato agradable charlando sobre Leganés, sobre lo que ya está hecho y sobre lo que él mismo considera que todavía está por hacer.
Hablamos de las ciudades que crecen en torno a la cultura. De aquellas que utilizan el poder de sus creadores como motor económico, como polo de atracción. Ciudades que le sacan todo el partido posible a su historia y patrimonio. Santiago Llorente trae a colación el nombre de grandes alcaldes, referentes de toda una época. De su boca sale el nombre del gran Tierno Galván. Querido y viejo profesor que se subió a lomos de la modernidad para hacer bandera de ella en un acierto histórico sin precedentes. El alcalde actual cita a José Luis Pérez Ráez como una figura clave para Leganés ya que fue, según su opinión, quien llenó de vida la ciudad, dotándola de infraestructuras culturales para que los vecinos pudieran quedarse. Fue quien hizo promoción de artistas locales y llevó el arte a las calles. Santiago reivindica, entre otras cosas de aquella época, el valor de nuestro museo de esculturas al aire libre.
De su gobierno actual, en relación con la cultura, el deporte o el arte, destaca la oferta cultural mejorada y asequible de las salas municipales. También, se muestra receptivo y dialogante con los colectivos de la ciudad. El ayuntamiento ofrece apoyo a muchas iniciativas que aquí se dan como concursos de textos dramáticos, de bandas de rock, concursos humorísticos o promoción del deporte y la vida saludable. De manera autocrítica, hablamos del exceso de burocracia que a menudo mata la creatividad.
También conversamos sobre la creatividad de los alcaldes atrapados entre contratas de gobiernos pasados, un abrumador número de concejales en la oposición y leyes estrictas que deben seguirse al pie de la letra. Suponemos que la imaginación y la voluntad política son la única llave que abre la puerta a la acción para transformar las ciudades.
Me marcho pensando en el joven Santiago Llorente, aquel que vivía en un San Nicasio divertido a la par que un tanto salvaje, según me cuenta él mismo. Aquel que quedaba con sus colegas por el centro. El que decidió afiliarse al PSOE cuando todavía era un partido de izquierda. Pienso en el muchacho que quería cambiar las cosas y fue delegado de clase. Ese que luego empezó a organizar cada vez más eventos, ese muchacho que sigue ahí dentro. Ese, que está atrapado dentro de un alcalde.