El que es artista es artista donde quiera que esté. Tanto si está tocando para miles de personas en el estadio Santiago Barnabeu como si está al volante de un camión de reparto. El que es músico es músico a pesar de los reveses de la vida. Todo esto lo tiene claro Melo Bakale, nuestro vecino del ensanche de San Nicasio.
Melo, hijo de una sevillana y un africano, creció en Sevilla en una época en la que la diversidad no era tan común como lo es ahora. Su piel mestiza guarda un sinfín de atardeceres, refleja el brillo del mar que cruzó su padre para llegar a Europa pero también encierra secretos de amor y aromas del sur. Melo no tuvo una infancia sencilla. Estuvo en varios internados y se enfrentó desde pronto a los prejuicios. Él vivió el racismo en primera persona. Pero, fue la música la que lo puso todo en su sitio. Melo tocó la guitarra en varios grupos jóvenes por los locales de su querida Sevilla. La música campaba a sus anchas entonces, con lo que hacer un dinerillo tocando le resultaba sencillo. Mientrás, él, que siempre estaba dispuesto a aprender de sus compañeros músicos, fue creciendo como artista.
Melo Bakale ha tocado en grupos tan conocidos como Sangre española o Dr Funk. Pero el éxito llegó de la mano de su amigo Javier Labandón en Piel Morena y posteriormente en El Arrebato. Melo Bakale fue uno de los responsables de que allá por el 2001 bailasemos el famoso Poquito a Poco o de que en 2003 disfrutaramos de Una noche con arte. Él, por su parte también disfrutó de actuaciones en el Palau, en el Bernabeu, en televisión y conociendo a otros grandes compositores y artistas del momento. Años después en 2005, el éxito también le vino a ver en su carrera en solitario. Su single Mil razones entró en la lista de los 40 principales así como también lo hizo Cerveza y caracoles.
Hoy Melo es nuestro vecino, es uno más en la ciudad. Se mudó a Leganés por amor y con amor cria aquí a su pequeña Maya. Dice de Leganés que le gusta la sencillez de su gente. Y para su gente tocó en las fiestas de Agosto en la Plaza Mayor hace ya ocho años. Melo sigue vinculado a la música como productor y realizador de material audiovisual. Ahora, está ultimando los detalles de su nuevo sello discográfico. Melo está volcado en hacer de su don para la música un cobijo para todos. A través de sus letras busca ayudar a quienes necesitan un mensaje de paz. En constante crecimiento interior, vive en conexión con su espacio y con sus vecinos creadores por eso es habitual verle tocar en el gastrobar Meraki de la calle Melilla 5 o colaborar con otros creadores como por ejemplo con la escritora y directora de teatro Mari Carmen Estevez en el formato de recital poético. Escucharles versionar a los grandes Miguel Hernández, Eduardo Galeano o Antonio Machado es un placer.
Melo Bakale es una suerte de vecino, un artista incondicional que ha echado raíces en Leganés para regalarnos muchas noches con arte. Así que nosotros solo podemos tener mil razones más para quererle. Suerte artista.