Cada persona elige sus aficiones y qué hacer con su tiempo libre. Hay quienes se unen a colectivos artísticos, quienes prefieren el deporte y quienes se hacen voluntarios de alguna causa en concreto. Aquí en Leganés, un grupo de veinticinco personas decidieron, hace diez años, emplear su tiempo libre en crear un espacio de cultura alternativa. Lo que no sabían es que funcionaría muy bien y que ese espacio hoy conocido como la Libre de Barrio sería un referente cultural en la zona sur de Madrid.
Ara, socia fundadora del proyecto y yo, quedamos para charlar en la Libre. Yo ya conocía la librería antes incluso de vivir en Leganés, también pasé por su escenario como narradora oral. Recuerdo la emoción de subir al escenario y de contar una de las primeras historias cortas que escribí, fue para mí una gran primera oportunidad.
Después, seguí viniendo a la Libre con mis hijos pequeños a las sesiones de cuentos. Y he seguido viniendo a comprar libros para mí, libros para regalar y a regalarme a mí misma la ocasión de ver una buena exposición de cuadros o un buen concierto.
A Ara le cuesta a veces darse cuenta del impacto que ha tenido la Libre en muchas personas y se sorprende gratamente cuando le cuento mi historia. Le digo que la Libre es un referente. Ella, que vive ilusionada con el proyecto, me cuenta cómo surgió, cómo se organizan, qué pasos pueden dar en el futuro y cómo colaborar. La Libre hoy cuenta con 200 personas vinculadas al proyecto. En un inicio un grupo de veinticinco fundadores tuvieron en mente crear en la zona sur un espacio para la cultura alternativa al estilo de la Marabunta o Traficantes de sueños, hoy con sello propio editorial.
Álvaro Tejero Barrio fue un claro impulsor de la Libre. Él creía en la cultura como vehículo de transformación social, además sabía del potencial cultural y humano de la zona sur de Madrid y en concreto de su ciudad Leganés. Álvaro entendía que Leganés no era una ciudad dormitorio si no una ciudad para el arte que merecía un espacio como la Libre. Su fallecimiento en un accidente hizo que un grupo de sus amigos y amigas decidiesen rendirle homenaje comenzando este proyecto y con su apellido en el nombre de la librería creando además un juego de palabras con varios sentidos.
Ara sabe que a Álvaro le habría gustado ver cómo los socios fundadores han dado paso a más socios que ponen una cuota al mes para que dos personas, Nuria y Julio, trabajen con sueldo en la librería y el espacio siga abierto. Todo trabajo merece su recompensa sobre todo cuando te atienden y te orientan sobre lecturas como solo saben hacer en el comercio de proximidad, de tú a tú. Y seguro que también le gustaría ver cómo hay personas colaboradoras que, aunque no paguen cuota ayudan a hacer inventarios, a organizar eventos o a hacer sugerencias de libros.
Además, y a pesar de todas las dificultades de esta época convulsa que nos ha tocado vivir, La Libre sigue con su programación de exposiciones, conciertos, charlas y se ha adaptado a los tiempos de pandemia haciendo un uso excelente de las redes sociales, mejorando la web con itinerarios para encontrar libros por temáticas y enviando los libros a domicilio para facilitar la compra.
En la Libre también hay un club de lectura y taller de escritura con lista de espera para entrar y unos ciclos ya esperables y deseables como el de flamenco o el Sin fin de cuentos para grandes y pequeños. Y por si fuera poco la Libre ha dado el gran salto a la feria del libro de Madrid en la que ya ha participado dos veces, posicionándose así en un lugar visible de la cultura de nuestro país.
Ahora toca ver si los socios deciden crecer y hacer más libre la Libre con nuevos espacios, escenario más amplio y participación en otras ferias y eventos literarios. Ara y sus compañeras tienen mucho que decidir porque lo que empezó siendo una afición cultural se ha convertido en un local con poder de atracción y en una necesidad para muchas personas que queremos vivir vinculados a la cultura.
¡Felicidades Libre!
¡A por diez años más!