Carlos Delgado y su modelo de ocio y cultura para Leganés.
Carlos Delgado creció en el barrio de Las batallas junto con su madre y sus dos hermanos. De su infancia recuerda las tardes jugando al futbol en la Plaza Batalla de Teruel y las chuches que compraban dónde Bencio. Su adolescencia estuvo marcada por el deporte y la lectura. Los buenos ratos con la pandilla en las pistas del IES Julio Verne, los paseos hasta Polvoranca en bici y, muy de vez en cuando, una peli en el cine llenaban los días. Leer era y es una de sus pasiones. Como también lo es el futbol. Pepinero de corazón y Madridista, a veces, tiene el corazón partió.
Carlos vive Leganés no solo desde los plenos y los actos institucionales. Vive la ciudad a través de los ojos de sus dos hijos, de su mujer o de su madre a la que cada sábado visita en las Batallas. De paso por allí, saluda a los vecinos de toda la vida. También, es fácil verle llevar a su hijo al cole, público, por supuesto y compartir con él los ratos que la política le cede a la vida familiar. Tiene ojeras de padre reciente pero no le faltan las ganas de transformar la ciudad. Según él mismo comenta, la política es una vocación de servicio público encaminada a transformar el entorno. Habla un lenguaje que cualquier vecino puede entender. Pero ante todo, sabe que no sería nada sin su equipo. De todos ellos valora algo en especial. De Ricardo su nobleza, de Merche su capacidad de conectar con los demás, de Carlos y Virginia su seriedad, de Lorena y Fernando la pasión que le ponen al trabajo, de Antonio destaca su experiencia y de Saul y Mariscal su lealtad e ilusión.
Con respecto al ocio y la cultura, me comenta que su proyecto es hacer de Leganés la segunda capital de Madrid. Lleva tiempo pensando en crear un Ateneo de las artes en Leganés dado que los lugares de encuentro provocan que el talento se multiplique. Y aquí hay mucho talento. ULEG también se plantea crear un “carnet pepinero” a través del cual todos los vecinos tuviéramos ventajas a la hora de consumir local, tanto cultura, como ocio o cualquier otro tipo de producto o servicio. Según él, la cultura debe estar despolitizada. El ayuntamiento, por lo tanto, debería allanar el camino a los creadores sin coartar su vuelo. Coincidimos en que el arte y el ocio tienen un valor inequívoco en una ciudad dado que la llenan de vida. Carlos admira y apoya el trabajo de muchos colectivos de la ciudad, especialmente el de las casas regionales y el de las Asociaciones de Vecinos.
ULEG lleva seis años premiando la Independencia y es de agradecer que se acuerde cada año de los creadores y deportistas de Leganés. Poner en valor lo local resulta necesario y gratificante para quienes sustentan el alma de la ciudad. Este año Pepa Bueno, Vicente del Bosque o José Mota han recibido gustosos el premio junto con Eloisa Pardo, Alaxe y los deportistas leganenses Manuel García Vicente Picazo. El nivel de los premiados fue altísmo en una gala sobria pero emotiva. Llegados a este punto me pregunto cómo superarán lo vivido en la gala del próximo año.
Me despido de Carlos después de una agradable charla. Camino de vuelta a casa pensando en nuestra conversación. Sé que Carlos está en el ojo del huracán político de Leganés. Pero quizá resulte que él es el huracán. Atrevido, transformador y lleno de ganas su lema es que los sueños se pueden cumplir si les pones empeño. Esperemos que los sueños de nuestros creadores, artesanos, pequeños comerciantes, vecinos y colectivos varios nunca se vayan de la cabeza de este vecino de Sanni.